El inicio

 Un sorbo de leche bronca agudizó el desprecio por los sabores crudos, hoy es mi deseo que José sea quesero y darle forma al legado de sus bisabuelos . La velocidad de las navidades y años nuevos en mi infancia me dejaron sabores actualmente inalcanzables de repetir, existió un tránsito evolutivo de las comidas fréneticas e insipídas que importamos de EUA,  en 1985 probé una de ellas, un hamburguesa pequeña en todos los sentidos sin embargo inmensa de publicidad alegoria del sueño americano, varias horas esperando , el local de periférico sur frente a Imevisión el primero en la ciudad. Viajando por la misma vía en Perisur en un taberna del Sancho Panza un lugar inóspito  de madera oscura y mesas fuertes, vino y chatcuteria, quizá queso mas no lo recuerdo. Como si lo hago como el Hellen's de sus malteadas , tomabamos anillo y en insurgentes en lo que hoy es la torre de Nissan un cono azul de Danesa 33 figuraba en el estacionamiento de una jugeteria,  saliamos del auto para entrar donde las papas en un cesto de papel encerado eran un deleite, la pizza en platones de latón desprendia e inundaba ese aroma de masa jitomate y leña.  Algunas veces pasabamos de largo entrabamos bien sabia que iba a pedir la sabahana , una milanesa de extensiones como el desierto, llegaba la orden en patines que al mesero le brillaban las ruedas. Otras veces la comida cantonesa del restaurante también en insurgentes sur  la sopa de aleta de tiburón contribuyó a las rarezas que no comía. Ahí los sabores agridulces, y rostizados de puerco marcaron mi percepción de los vegetales, la soya, el germen de trigo, el jengibre encurtido

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